(Auto)motivación en la vida moderna

Publicado el 11 de abril de 2023, por Jessica Luzón

Hubo una época en la que terminé hastiada de redactar cartas de motivación personalizadas para cada uno de los puestos a los que aplicaba. Así que tomé la determinación de guardarme la mejor de todas para mí misma, más por conditio sine qua non que por gratuidad.

Os la comparto, porque creo que es muy necesaria cuando llevas un tiempecito buscando curro, no surge la oportunidad y comienzas a desesperarte y a minusvalorarte. 

La vida moderna y la extirpación de la autoestima

Debido a la aleatoriedad del panorama laboral, una empieza a interiorizar a modo de mantra que no es casual, sino causal, el haber tenido más o menos éxito. Esto no es cierto y considero muy necesario matizarlo. A veces se nos olvida -de verdad que se nos olvida- que todos absolutamentetodos tuvimos un inicio, que todos fuimos una tabula rasa en la que alguien depositó un ligero voto de confianza.

Obviamente, las aptitudes y las actitudes influyen tanto en el proceso de selección como en el desarrollo profesional, pero lo que determina la valía de una persona, independientemente del puesto que desempeñe, independientemente de quién sea, es más simple y profundo: la autovalidación. 

Y el mayor error de todo este display contractual es que termina por extirparnos la poca confianza que, en algún acto de rebeldía, decidimos invertir en nosotras mismas. A esta premisa solo le precede el declive. 

Stop doing si quieres conservar la motivación

Adoptamos la actitud de empequeñecernos a raíz de nuestras carencias, normales, humanas y mundanas, en lugar de ensalzar y potenciar nuestras virtudes. Esto pudiera parecer muy estudiado, aprendido e interiorizado, pero se nos escapa la naturaleza vulnerable del ser humano, nuestra inmunidad es limitada, como la obsolescencia.

Anoche, después de realizar la vigésima entrevista de las últimas semanas, me sobrevino la duda, la desazón: quizá no sea válida. Punto de inflexión: he aquí el motivo per se de esta carta de automotivación, para recordarme todos y cada uno de los logros que gracias a la autoconfianza me he permitido conseguir. Hasta aquí es una carta genérica que todas deberíamos usar cuando alguien o algo nos haga dudar de nosotras mismas.

A partir de aquí relato mi experiencia vital, personal, única e intransferible.

Mi carta dice así:

¡Hola! Mi nombre es Jessica, aunque mis amigos más recientes suelen llamarme Jess y me gusta porque se torna una afirmación constante. Mi viaje universitario empezó con Historia del Arte, pero, al igual que los amores de verano, tenía fecha de caducidad y terminé en Recursos Humanos.

En cuanto a mi experiencia laboral es un tanto variopinta y va desde la Empresa Privada hasta la Administración Pública, alternando con trabajos temporales en la hostelería y la agricultura. 

No obstante, a pesar de todo lo mencionado, no me considero una titulación académica o un determinado puesto de trabajo, tampoco me definen mis aficiones o mis gustos musicales por muy buenos que sean, queloson. 

Ante todo soy lo que hago 24/7, desde que me levanto hasta que me acuesto. Yo soy la actitud con la que salto de la cama un lunes a las 9:30 de la mañana, después de estirar tanto el despertador que termina pareciendo un tributo a Dalí.

Soy las ganas de mejorar, de aprender, de intentarlo, aunque no salga; soy la humildad con la que encajo una derrota y la vehemencia con la que me sobrepongo a un fracaso. 

Yo soy un ser humano corriente y excepcional al que le gustaría que todo saliese bien, pero que en el fondo aprecia que las cosas salgan mal a veces, el error es el paso previo al aprendizaje y una buena cura de humildad. Me considero más perfeccionista que perfecta y me agrada saberme mediocre a ratitos, la deidad implica mucha presión.

Y tú, ¿por qué no nos cuentas tu historia?

Publicado el 11 de abril de 2023, por Jessica Luzón
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